El señor tranquilín abre la puerta de su despacho,

-Hola Carmen, qué novedades...

-Tuvo un par de llamados señor.

-La escucho.

-Los de Gutiérrez y cía, que no le van a pagar porque dicen qué ya le pagaron hace cinco meses en negro. Que revise bien.

-Incomprobable. ¿Cuánto me debían?

-30.000 dólares.

-Dios. Qué más.

-El que le chocó el auto, que tenía el seguro vencido. Que lo lamenta. Y que si quiere le paga el arreglo de los 250.000 pesos en miel, a precio de consumidor.

-Excelente. Justo lo que necesitaba. ¿Alguno más?

-No. ¡Ah sí!

-La escucho. Una buena por favor.

-Llamó Tincho.

-¡Tincho, qué alegría!

-Que no va a su cumpleaños porque siempre le pareciste un estupido, y que hace dos años se acostó con su mujer.

-... Y qué se le va a hacer. Cada uno hace lo que puede. 


Esta historia va dedicada a todos los mansos que se toman bien lo que venga. Por un mundo mejor, ¡salud! 


Luis María



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